No Hay Final Feliz

En una sociedad marcada por las duras realidades de la violencia, la pobreza y la penuria, este cortometraje emerge como una poderosa herramienta para la introspección y la contemplación. Se erige como un faro de concienciación y un llamado a la acción en un mundo que se enfrenta a sus propias contradicciones y desafíos. Mateo Saab, el talento multifacético detrás de este esfuerzo cinematográfico, asume los roles de director, editor y escritor, entregando una narrativa que es a la vez evocadora y transformadora. Dentro de las limitaciones de esta forma cinematográfica abreviada, Saab logra aprovechar la profundidad de las emociones humanas y la complejidad social. Navega por las turbulentas aguas de nuestro mundo contemporáneo con un agudo sentido de propósito, invitando al público a interactuar con las capas más profundas de nuestra experiencia compartida.